Reflexiones

La realidad escondida tras una imagen atlética

Hace unos días compartí esta foto (diferente a la imagen que encabeza esta entrada) en una de mis redes sociales. El autor decidió sacarla del baúl de los recuerdos y publicarla en su perfil, así que la tomé prestada. Tengo en mi poder muy pocas fotos mías en «pose atlética», así que me hace ilusión cuando me encuentro alguna de forma inesperada. La imagen transmite muchas cosas, aunque me temo que no todas se corresponden con la realidad. Al menos no con mi realidad.

En un primer momento pensé en ponerla en contexto en el momento de compartirla. Como lo de sintetizar lo llevo un poco mal, al final me agobié y no escribí nada relevante como pie de foto. Ahora, inspirada por el Mundial de Atletismo de Londres 2017 y la facilidad con la que se opina sobre los demás sin tener todos los datos, me explayo aquí en este, mi cajón de sastre.

El esfuerzo en una instantánea

La imagen fue tomada durante el Campeonato de España Absoluto de Atletismo al Aire Libre, celebrado en 2008 en Santa Cruz de Tenerife. Me encontraba disputando la prueba de salto de longitud, y se me ve en plena carrera de aproximación a la tabla. Se observa un cuerpo en tensión, impulsado hacia delante por una musculatura que se intuye trabajada. La mandíbula bien apretada y el ceño fruncido sugieren la realización de un esfuerzo importante. La rodilla derecha apuntando hacia delante, el pie izquierdo a punto de despegar del suelo. El hecho de que las extremidades se encuentren borrosas contribuye a aumentar la sensación de velocidad.

Tratando de ignorar el hecho de que se trata de mí, la foto me transmite fuerza, seguridad y garra. Veo una atleta que está «fina» y corriendo «a tope», y supongo que es lo mismo que puede ver en ella la mayoría de la gente.

La realidad tras la imagen atlética

Mi perspectiva es muy distinta. Justo una semana antes de ese campeonato había conseguido en Ávila mi mejor marca personal, 6,33 metros (y que ya lo seguirá siendo para siempre, ya que nunca llegué a saltar más lejos). Es decir, que me encontraba muy bien de forma y con grandes esperanzas puestas en esa competición. Estaba en Canarias, «en casa», con mi familia viéndome desde la grada por primera vez. Pero, además de expectativas, también tenía grandes presiones: mi miedo por que no me renovaran la beca «de la Blume» (del Centro de Alto Rendimiento de Madrid) era muy real y muy fundado.

Salí a pista sabiendo que podía realizar una buena actuación y salvarme el cuello. Por desgracia, en un movimiento de imitación del salto a pocos minutos del comienzo de la prueba, me hice daño (de nuevo) en el tendón de Aquiles. En un segundo, pasé de estar dispuesta a dejarme la piel y batir mi marca a no saber si sería capaz de correr. Dada la situación en la que me encontraba, abandonar la competición no era una opción, así que mi tendón y yo hicimos de tripas corazón. Por eso, a pesar de que la foto evoca todo lo descrito con anterioridad, lo que yo veo en ella es el reflejo del dolor que sentía, tanto físico como emocional.

Historias para el recuerdo

La foto representa para mí uno de los días más amargos de toda mi carrera atlética. Sin entrar en detalles, poco después de terminar sufrí una de las tres únicas crisis de ansiedad que he tenido en mi vida adulta. Fue todo un espectáculo, la verdad, y no es uno de esos recuerdos que con el paso del tiempo te acaban haciendo gracia… Pero bueno, ¡que levante la mano quien no haya tenido episodios oscuros en su vida! Eso sí, el coraje y la determinación que demostré sí que me los quedo, ya que definen mi manera de afrontar las adversidades.

Estos viajes en el tiempo me hacen ver lo lejos que he llegado en mi desarrollo personal y me animan a seguir mejorando día tras día. También me ayudan a coger con pinzas lo que veo y oigo, especialmente en las redes. Utilizo internet como fuente de inspiración como la que más, pero sin olvidar que no es oro todo lo que reluce. En el tiempo en el que nos ha tocado vivir, contar algo a través de fotos y vídeos es lo más habitual del mundo, aunque poca gente se molesta en saber (o quiere saber siquiera) si lo que ve es real o no.

Las imágenes cuentan historias por sí solas, aunque a veces hay que intentar ver un poco más allá. Las afirmaciones basadas únicamente en información visual son fáciles de hacer… pero es que las personas somos complejas. He querido compartir parte de mi historia porque, al final, la mayor parte de nuestras vidas sucede fuera de cámaras.

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4 comentarios en «La realidad escondida tras una imagen atlética»

  1. que palabras más intensas, sin duda sacadas desde bien adentro. Un pequeño traspiés, con un gran aprendizaje. La vida no para pero tu estás más que entrenada para todos los cajones de arena que te pongan por delante.

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  2. La experiencia de «superación» no te la quita nadie. Aquí lo que vale es caerse para volverse a levantar… más fuerte, más segura, más tú. Todavía te queda mucho que demostrate a ti misma y seguir aprendiendo….y ese es el mejor regalo que puede hacerte la vida , Campeona!

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