Cada día que pasamos en este mundo es un regalo. Pensar que nos es concedido por algo o alguien ya es cosa de cada uno; yo prefiero verlo como un regalo en sí mismo, por el simple hecho de ser. Desde que el hombre es hombre se teoriza sobre lo humano y lo divino, pero hoy me gustaría darle protagonismo a aquello que es perceptible por los cinco sentidos de toda la vida.
Sentir el sol en la cara cuando vas por la calle, o que te cale la lluvia y te tengas que reír porque acabas hecho un cuadro. Que de repente te llegue el olor a croissants recién hechos al pasar por delante de la panadería. Ver a un perro en su máxima expresión de felicidad al ser finalmente soltado en el parque, encontrarte una mariquita en la planta que tienes en el salón y dejar que se pasee por tu mano.
Admirar lo impresionante que es una simple telaraña (sin la araña, claro). Sujetarle la puerta a la persona que va a entrar después de ti en el edificio, cederle el asiento a alguien que lo necesita más que tú, ser capaz de ayudar a una persona que te pregunta algo que desconoce.
Aprovechar esos minutos que tienes al esperar a que el semáforo se ponga en verde, a que venga el metro o a que llegue tu turno en la caja del supermercado para observar lo que hay a tu alrededor, para rescatar un buen recuerdo o, simplemente, para notar tu peso sobre el suelo.
En lugar de quejarte por todo el tiempo que te falta, emplea mejor el tiempo del que dispones. Optimiza tu nivel de percepción, agudiza tus sentidos y observa tu entorno. Presta atención. Recupera la capacidad de maravillarte por el detalle más insignificante, como si estuvieras descubriéndolo por primera vez. Encuentra sitio para las cosas que te gustan, que te dan vida, aunque tengas que inventarlo. Es importante, mucho más de lo que parece.
No digas que no tienes tiempo, porque el tiempo es el que es, lo que cambia son las prioridades. Revisa las tuyas y, si hay algo que esté en tus manos cambiar, hazlo. Es tu vida y es responsabilidad tuya encargarte de ella.
Sé consciente del poder de un gesto, de una palabra, de una mirada. Dedícale tiempo a la gente que es importante para ti y a los que no quieres en tu vida (o ellos a ti en la suya) sencillamente ignóralos. Vive y deja vivir, sin pataletas, sin enfados. Trata a la gente con amabilidad; ten por seguro que no pierdes nada y tienes mucho que ganar. No puedes controlar el comportamiento de los demás, pero sí el tuyo. Recuerda que con solo una sonrisa puedes cambiarle el día a alguien, pero no olvides que con una mala contestación también. Si puedes, ahórratela, el mundo seguirá girando sin ella.
Anoche, cuando llegaba a casa, algo me hizo levantar la vista justo antes de llegar al portal y vi la luna llena a través de los árboles desnudos de la calle. Por alguna razón, solo me fijo en la luna cuando está así, como si apareciera para recordarme dónde estaba la última vez que la vi y lo afortunada que soy por poder verla de nuevo.
La vida puede ser maravillosa, teniendo la actitud adecuada. No des nada por hecho, exprime hasta el momento más cotidiano. Con un poco de práctica, puedes llegar a ver el fenómeno más simple como algo fascinante. Párate a ver, a oír, a sentir. Lo verdaderamente importante es que estás aquí, respirando, vivo. No lo olvides: cada día es un regalo.
– P –