Ayer decidí tomarme lo que quedaba de semana libre de entrenamientos. En el momento me sentí culpable, muy irresponsable de hecho, pero pensándolo fríamente es lo más sensato que he hecho en mucho tiempo. Necesitaba alejarme y tomar perspectiva, no tenía sentido seguir en el bucle negativo que no hacía más que retroalimentarse.
Hoy me he limitado a ir a clase de alemán y luego he vuelto a casa dando un paseo. Después me he dedicado a disfrutar de la sensación de estar un viernes por la mañana sin hacer nada, sin más, y tengo que decir que me ha encantado. No ha sido porque estuviera enferma, que es la única razón por la que me permito faltar a entrenar.
No, ha sido porque he tomado esa decisión con el objetivo de cuidarme y darme la oportunidad de recuperarme. Aunque sigo teniendo un leve sentimiento de culpa, estoy orgullosa de haber tenido el valor y el respeto hacia mí misma para hacerlo.
Me he dado cuenta de que desde siempre he seguido un horario establecido. La distribución y las actividades han variado con los años, pero desde pequeña he sido muy disciplinada (que no organizada, ese es otro tema). En el colegio era una niña aplicada, eufemismo de lo que se conoce vulgarmente como empollona. Simplemente me gustaba aprender, cosa que no ha cambiado. Eso sí, no faltaba a una clase de ballet, era algo que tenía que hacer.
Lo mismo me pasó en el instituto, ya con el atletismo, y en la universidad más de lo mismo. Dejar de entrenar por hacer deberes, trabajos o estudiar no ha sido nunca una opción; creo que las veces que lo hice en mis años de estudiante se pueden contar con los dedos de ambas manos… Y fueron muchos años.
Mi primer trabajo lo busqué y encontré para poder seguir en Madrid entrenando. No tardó en pasarme factura, forcé demasiado la máquina. Al volver a entrenar tras haberlo dejado me fue muy bien, creo que precisamente porque en ese momento el atletismo no era mi prioridad. Iba cada día, sí, pero poco tiempo porque no disponía de más y sin esa presión autoimpuesta para demostrar nada.
Estaba satisfecha porque sentía que mi cuerpo funcionaba de nuevo, y supongo que me respondía porque lo escuchaba y no le exigía más de lo que me podía dar. También influyó mucho la tranquilidad que empecé a ganar a nivel emocional, factor clave a tener en cuenta.
De momento, estas son es las conclusiones a las que he llegado tras un día de descanso, no está mal. Me parece que se presenta un fin de semana interesante.
– P –