A veces se trata simplemente de pararte un momento y observar dónde estás, literalmente. Mira a tu alrededor y analiza lo que ves.
Los objetos que te rodean, ¿te hacen feliz?
Fíjate en las personas con las que te relacionas. ¿Te sientes a gusto con ellas? ¿Contribuyen a hacer que tu vida sea mejor?
De todos los minutos que tiene un día, ¿cuántos empleas en actividades que te llenan, que te hacen sentir bien?
Tal vez las respuestas a esas simples preguntas sean, en algunos casos, distintas a las que te gustaría dar. La siguiente pregunta a plantear es: ¿hay algo que puedas hacer para cambiarlo? Es cierto que hay circunstancias que escapan a nuestro control, pero igualmente hay otras que está a nuestro alcance modificar. En ese caso lo único que hace falta es querer hacerlo.
¿Quieres?
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