Reflexiones

Revisión del 2017: gracias por lo que dejaste

Creo que no hay duda: sí, este es la típica revisión anual. Como a mucha gente, al acabar el año me resulta casi inevitable echar la vista atrás y ver si he avanzado algo respecto a dónde y cómo estaba el año previo. Lo considero sano y necesario, al menos para mí.

Al ponerme a reflexionar sobre cómo ha sido el 2017, mi primer impulso ha sido pensar «no he hecho nada, no he conseguido nada». Si me hubiese quedado ahí habría sido la reflexión más breve de mi vida, ¡mira qué fácil! Después, podría haber hecho una pequeña fiesta sintiendo pena de mí misma y concluir que, con cualquier cosa que haga en 2018, el año ya será mejor que este que se acaba de ir.

Resulta que a mí no me interesa lo fácil, me interesa lo útil. Decir que no he hecho nada sería faltar a la verdad. Puede que desde fuera sea la conclusión lógica a sacar, pero lo que he aprendido este año probablemente me evite muchos dolores de cabeza de aquí en adelante. Y esa me parece, la verdad, una gran inversión de futuro.

Revisión de lo que dejó el 2017

Estas son algunas de las cosas que me ha dejado el 2017 (y que le agradezco profundamente):

  • Tener todas las necesidades básicas cubiertas. Me parece importante no obviarlo.
  • La gente que siempre ha estado, sigue estando.
  • Haber sido testigo de las alegrías y los éxitos de las personas a las que aprecio. Me han hecho llorar muchísimo de emoción.
  • La paciencia y el respeto que me ha mostrado la gente que me quiere. Lo fácil hubiese sido decirme que dejase de perder el tiempo, pero no he recibido más que confianza y apoyo. Gracias infinitas.
  • Conocer personas sorprendentemente afines a mí.
  • Que el gato del vecino se atreviese un día saltar el muro y empezase a hacernos visitas diarias.
  • Las conversaciones sobre temas inusuales que me apasionan.
  • Entender que el motivo por el que observo, siento y me relaciono con el mundo como lo hago tiene un nombre: alta sensibilidad. Esto es, sin duda, lo más importante que he aprendido este año.
  • Los capítulos pendientes a los que he conseguido poner fin y la liberación que eso ha traído consigo.
  • Haber dejado atrás, a todos efectos, a mi larga y maravillosa etapa como atleta.
  • Mi primer tatuaje: la palabra «PERSPECTIVE». Ahora tengo conmigo un recordatorio de lo importante que es tener perspectiva en todo y para todo.
  • La atención que he dedicado a que mi cuerpo funcione correctamente, especialmente cuando me empezó a dar señales de que algo estaba fallando.
  • Haber invertido en formarme en temas que realmente me interesan sin sentir que tiraba el dinero.
  • Darme cuenta de que sé mucho más de lo que creo saber.
  • Aceptar (por fin) que llevo muchos años sabiendo qué quiero hacer en la vida. Por muchas vueltas que dé, siempre acabo llegando a la misma conclusión.

Los atajos no existen

No están todas las que son, pero sí son todas las que están. Muchos de los objetivos que me puse para este año giraban en torno a lo mismo: volver a encontrarme y construir la vida que quiero. Curiosamente, he logrado varios de ellos y, además, he sentado las bases que necesitaba para perseguir los que me faltan. Entender qué es imprescindible para mí, qué es lo que no me viene bien y qué es lo que no quiero, directamente, es un aprendizaje muy valioso que me está ayudando a no dar tantos palos de ciego.

Lo que más me alegra es que no he perdido el foco en (casi) ningún momento y, a pesar de que las cosas me estén llevando más tiempo del que había estimado, siento que sigo avanzando en la dirección que deseaba. Como siempre digo, no hay nadie que me vaya a juzgar más duramente que yo. Este ejercicio de revisión para sacar la lectura positiva y, sobre todo, productiva del año, me ayuda a darme algo de tregua y a ver las cosas con perspectiva (guiño)..

Mi vida, mi proceso

Puedo equivocarme, llevarme decepciones, dudar y desesperarme, e incluso puede que mis actos provoquen los mismos efectos en otras personas. Pero, al final, la que se despierta cada mañana teniendo que vivir como mejor puedo y sé, soy yo. Es mi vida, mi proceso, que será mejor o peor, pero es únicamente mío. Estoy expectante por ver cómo se va a seguir desarrollando esta aventura y por ir descubriendo cómo puedo usar las piezas que he construido hasta ahora.

«La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes.»

Para terminar, dejo esta famosa cita de John Lennon, por la que me han puesto «a caldo» muchas veces. La leí por primera vez a los 15 o 16 años, y desde entonces la he tenido siempre muy presente. Hoy en día, como el mindfulness o atención plena se han puesto de moda, quizá haya más personas que sepan verle el lado bueno.

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