Después de algo más de una semana que llevo con mi reto de Enero, es decir, publicar contenido en el blog durante 30 días consecutivos, ya he notado cambios en la dirección que esperaba. A pesar de que ha habido varios días en los que las entradas publicadas han sido solo una frase o una imagen, he aumentado muchísimo el ritmo de escritura offline. Me resulta mucho más sencillo escribir, tanto en papel como en el ordenador; es como si mis pensamientos fluyeran con mucha más facilidad.
También estoy leyendo bastante más, varios libros simultáneamente, además de seguir viendo mucho contenido en internet. Es como si el esforzarme menos en censurar lo que pienso y escribo, me quitara una gran carga de encima y me hiciera tener la mente más despejada y, en consecuencia, me permitiera concentrarme mejor. Por otro lado, cada día tengo un poco más claro lo que de verdad me interesa y lo que no, y estoy sintiendo ese gusanillo que indica estar dando pequeños pasos por el camino correcto.
Estoy contenta porque el experimento está dando sus frutos, aunque también tengo claro que me queda mucho por andar. Sin ir más lejos, me cuesta publicar lo que realmente quisiera. Trato de mentalizarme de que esto no es más que una especie de diario público que leen personas contadas (hei mamma!), así que puedo y debo poner lo que quiera. Es la versión virtual de hablar en voz alta, con la diferencia de que queda constancia por escrito.
Me gusta, habrá que seguir explorando.
– P –