Mentalidad

Vencer la Resistencia: supera el miedo a lanzarte

¿Alguna vez has experimentado una fuerza que te frena a la hora de lanzarte a hacer algo? Esa fuerza, o el conjunto de formas que toma, tiene un nombre: Resistencia. Aquí vamos a ver cómo se presenta y qué podemos hacer para vencerla.

(Que vamos, aunque parezca que me dirijo a ti, yo ya me presenté como candidata a presidenta del «Club de personas que no se atreven a lanzarse», aunque intuyo que tengo bastante competencia…)

Si lo prefieres, también tienes la entrada en formato audio

El libro que lo explica todo: La Guerra del Arte

Hay un libro maravilloso, del que tal vez hayas oído hablar, o que puede que incluso hayas leído (guiño, guiño), que se titula La Guerra del Arte (The War of Art), de Steven Pressfield. En él, el autor presenta la Resistencia como la principal enemiga de la creatividad.

En teoría está dirigido a artistas, como el título del libro da a entender, pero resulta que mucho de lo que se puede aplicar a los bloqueos creativos también es aplicable a la población general. Y es que todo el mundo quiere crear algo, ya sea una obra de arte, una carrera profesional satisfactoria o una vida mejor, y el miedo a llevarlo a cabo no discrimina.

Como esto de la Resistencia es algo universal (todos la sufrimos), en esta entrada quiero explicar cómo se manifiesta y qué podemos hacer para vencerla, utilizando el libro como base.

En La Guerra del Arte, el autor no se anda con paños calientes. Te «escupe» las verdades a la cara, sin dejarse prácticamente nada en el tintero. A mí me encanta, tanto el libro como la transparencia, pero porque soy consciente de que cuando algo me molesta o si me toca la moral es porque guarda algo de verdad. Es una señal para profundizar un poco e intentar de llegar al quid de la cuestión, en lugar de ponerme a la defensiva.

Hay una parte del libro que se va un poco más a lo místico, en la que habla de la influencia de algunas fuerzas invisibles en el proceso creativo. Como entiendo que hay personas a las que esos asuntos les pueden echar para atrás, aquí solo voy a pasar muy por encima por esa parte.

Nota: la entrada está compuesta por una combinación de corta-pega de las ideas del libro con mis propias palabras, de citas del mismo y de mis interpretaciones filosófico-festivas. Como me leí el libro en inglés, las citas empleadas son traducciones libres hechas por mí. Que no lo digo para hacerme la culta, sino porque las traducciones no son literales.

Qué es la Resistencia

«Mira en tu propio corazón. A no ser que esté loco, ahora mismo hay una voz pequeña y constante haciéndose oír, diciéndote como lo ha hecho ya diez mil veces, cuál es esa vocación que es tuya, y solo tuya. Lo sabes. Nadie tiene que decírtelo. Y, a no ser que esté loco, no estás más cerca de tomar acción al respecto de lo que estabas ayer o de lo que vas a estar mañana. ¿Crees que la Resistencia no es real? La Resistencia va a enterrarte.»

Ufff… la primera en todo el ojo. Ya dije que el amigo Steven no se anda con disimulos.

Y es que la Resistencia es eso, básicamente: una energía negativa que surge en nuestro interior, como reacción a una actividad que tiene el potencial de hacernos mejorar, crecer y evolucionar.

¿De qué tipo de actividad hablamos? Pues una de esas que rechazan la gratificación instantánea en favor de beneficios a largo plazo, como por ejemplo:

  • Actuar con respecto a una vocación artística o creativa, por extravagante que sea.
  • Cualquier actividad relacionada con el estudio, la educación o la formación.
  • Cualquier actividad cuyo fin sea cambiar uno o varios aspectos de nuestra persona, ya sea a nivel físico, mental, emocional o espiritual, como puede ser el ejercicio físico o un cambio en nuestro patrón de conducta.
  • Montar un negocio, empresa, organización o grupo, con cualquier fin.
  • Cualquier acto que requiera un compromiso sentimental: casarse, tener hijos, solucionar conflictos de pareja…

En resumen: la Resistencia hace que autosaboteemos muchas de las actividades que nos hacen sentir que la vida merece la pena. Es más, cuanto más importante es la actividad para nuestra realización personal, más fuerte es la Resistencia. Poca broma.

Cómo se manifiesta la Resistencia

El único objetivo de la Resistencia es evitar que nos pongamos a trabajar en la actividad en cuestión, y hará todo lo que sea necesario para conseguirlo. Es capaz de mentir, de disfrazarse y de tomar múltiples formas, y también puede reclutar cómplices si hace falta.

Sus manifestaciones son bastante evidentes una vez que somos capaces de atar cabos. A continuación encontramos algunas de las más típicas. Seguro que hay varias que te resultan familiares…

  • La procrastinación. Lo que se conoce como «dejarlo para más tarde o para mañana», y ponernos a hacer cualquier otra cosa que no sea lo que realmente tenemos que hacer. Lo malo es que normalmente «mañana» nunca llega, y acabamos posponiendo el ponernos a trabajar en la actividad o proyecto correspondiente durante el resto de nuestros días.
  • Consumir con el fin de distraerse. Drogas, alcohol, sexo, compras, los alimentos altamente palatables… Esto no significa que siempre sean síntomas de Resistencia, solo que pueden ser serlo. También se incluye el uso de Internet, del móvil, o participar en cotilleos y trolleos varios. Cualquier sustancia o actividad puede utilizarse con el fin de acallar esa voz interior que nos recuerda qué es lo que deberíamos de estar haciendo.
    La vía del consumo es más rápida y accesible que la vía más lenta: la del aprendizaje, el trabajo y la disciplina, que requiere de más tiempo y esfuerzo. Eso hace que sea menos atractiva, a pesar de que los resultados a largo plazo sean exponencialmente mejores.
  • La búsqueda de atención, ya sea buscando o creando problemas, dramas evitables, dando el cante, siendo torpe o descuidado… De hecho, puede haber familias enteras metidas en esa dinámica. Los problemas son una manera de recibir atención y de sentirse importante sin necesidad de «hacer lo que hay que hacer».
  • El victimismo. Construir e interpretar el papel de víctima puede convertirse en una obra de arte en sí misma. También es una manera de manipular a otras personas para que se sientan mal y nos hagan caso, en lugar de aportar algo positivo y útil para conseguirlo.
    (Y como no podía faltar, considero necesario aclarar que aquí no estamos hablando de quienes son víctimas reales. Hablamos de quienes se lo hacen, y estoy convencida de que casi todo el mundo conoce a una o varias personas que actúan así. Eso si no se es esa persona, claro.)
  • Criticar. «Las personas que se sienten realizadas en sus propias vidas rara vez critican a otras. Si dicen algo, es para ofrecer palabras de aliento. Presta atención a cómo actúas. De todas las manifestaciones de la Resistencia, la mayoría solo nos hiere a nosotros mismos. Las críticas y la crueldad también hieren a otras personas.»
    Cuando no eres capaz de hacer lo que tienes que hacer para conseguir lo que quieres conseguir, es fácil tomar la salida de criticar a quien sí lo está haciendo. Un mejor uso para esa energía sería ponerte al lío.
  • El miedo. El miedo representa a la Resistencia, y también la alimenta. Siempre se dice que si un objetivo o proyecto te da miedo, es señal inequívoca de que eso es precisamente lo que tienes que hacer. Si algo te aterra, puedes tomarlo como indicación de que vas por buen camino. Más tarde profundizaremos algo más en nuestros principales miedos.
  • La racionalización. La Resistencia sabe que si se muestra simplemente como miedo, se arriesga a que sepamos cuáles son sus verdaderas intenciones (evitar que nos pongamos a trabajar). Por eso, nos presenta una retahíla de motivos por los que no deberíamos de hacerlo. Lo malo es que muchos de esos motivos son reales, lógicos y válidos.
    Justificarse es lo más fácil del mundo pero la pregunta es: ¿te sirve para acercarte más a conseguir lo que quieres conseguir? Probablemente no.

Otras manifestaciones a las que prestar atención

Me gustaría hacer especial hincapié en un par de manifestaciones más, ya que son las excusas más recurrentes que he podido observar de primera mano. Al mismo tiempo, son las menos evidentes para quien las está sufriendo (y estas son de las que pican, aviso).

  • Buscar apoyo externo. Buscar y recibir apoyo está bien, pero al final lo único que pueden hacer quienes nos apoyan es observarnos desde la distancia. No pueden hacer el trabajo por nosotros. A veces permitimos que se nos escape la energía hablando de lo que queremos hacer, en lugar de emplearla en poner manos a la obra.
    La excepción son aquellas personas que están el mismo proceso de poner manos en su propia obra. En ese caso, el apoyo mutuo puede ser beneficioso.
  • Elegir como pareja a alguien que ha superado o que está superando con éxito su propia Resistencia, especialmente cuando no somos conscientes de la existencia de la nuestra. Dicho de otro modo: apoyar a alguien en la consecución de sus objetivos puede ser una manera de evitar esforzarnos en perseguir los nuestros. Y en realidad, esto no solo ocurre con la pareja, sino que puede ocurrir con cualquier persona con quien tengamos una relación estrecha.
  • Creer que tenemos que sanar antes de poder crear. Lo que puede necesitar curación es nuestra vida personal, pero esa no es la parte desde la que creamos. De hecho, creamos desde una parte de nosotras que está protegida de ser corrompida, y que en realidad se hace cada vez más fuerte gracias a todo aquello que experimentamos en la vida. Solo hay que pensar en cuántas obras maestras han surgido de manos de personas que no estaban en su mejor momento mientras las creaban.

¿Cómo puedes vencer la Resistencia? Hazte profesional

En el libro, Steven Pressfield aclara que no se refiere a profesional como «persona que ejerce una profesión», sino a un ideal. A profesional en contraposición a aficionado. Mientras que un aficionado juega por diversión, cuando puede y sin comprometerse, un profesional se dedica en cuerpo y alma a ello, a tiempo completo y sin excusas.

Para una profesional, crear es su vocación. No lo hace porque piense que su trabajo va a cambiar el mundo, y tampoco lo hace por el dinero. Lo hace porque lo necesita para alimentar su alma. Es un medio para sentirse en paz.

«Nunca ha habido un momento, ni lo habrá, en el que no tengamos el poder de alterar nuestro destino. En este instante, podemos sentarnos y ponernos a trabajar.»

La decisión de convertirse en profesional es un acto voluntario, en el que nos mentalizamos para vernos como profesionales y actuar como tales. No hay trucos ni secretos.

¿Cuáles son las características que determinan si eres profesional o no?

  • Sabes que la inspiración (o las Musas) viene después de que te hayas puesto manos a la obra, y no antes. Como dijo Pablo Picasso, siendo parafraseado hasta la saciedad: «la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando».
  • Has aprendido a apreciar la desdicha. Citando a Pressfield: «el artista que se compromete con su vocación se ha metido voluntariamente en el infierno, sea consciente de ello o no. Va a alimentarse a base de aislamiento, rechazo, duda, desesperación, ridiculización, desprecio y humillación.» Como suele decir mi hermana, ¡cógelo, Cuco! (= ¡ahí lo llevas!)
  • Te tomas tu vocación tan en serio como un trabajo, y así es como lo demuestras:
    • Acudes cada día, sin excepción (dentro de tu contrato, claro), y permaneces ahí hasta el fin de tu jornada laboral.
    • Tienes un compromiso a largo plazo.
    • Aceptas remuneración por tu trabajo. Esto no significa que el dinero sea el fin, ya que tal vez ni siquiera llegues a obtenerlo. Lo que quiere decir es que afrontas la tarea con una actitud realmente profesional. Creas «por amor al arte», como se suele decir, pero te lo tomas muy en serio.
    • Sabes que tu título o puesto de trabajo no te define como persona. Un aficionado, en cambio, sí que se identifica con su título, por lo que el éxito o el fracaso de su creación suponen una amenaza real a su identidad.
    • Te esfuerzas en mejorar tu técnica. Respetas el oficio y no te crees superior a él, ni a quienes lo han practicado con anterioridad. Tampoco tienes problema en pedir ayuda. Sabes que cuantas más habilidades tengas en tu poder cuando la inspiración quiera llegar, más fácil te resultará trabajar con ella.
    • Te expones a juicios y comentarios en el mundo real. Recibas halagos o críticas, serán útiles mientras vengan de personas reales. Los comentarios de gente que nos aprecia diciéndonos lo cuqui que es lo que hemos creado se agradecen, pero por desgracia no cuentan como «mundo real». Eso se llama ser amable.
      Y que te expongas a las críticas no significa que estas deban condicionar tus acciones. Puedes tomar nota y sacar tus conclusiones, pero no buscas validación externa. Al fin y al cabo, los críticos pueden opinar lo que quieran, pero quien se va a enfrentar mañana a una nueva jornada de trabajo eres tú.
  • Tienes paciencia. Sabes que quien mucho abarca, poco aprieta (y pronto se quema), y eres consciente de que las cosas siempre suelen llevar más tiempo y costar más dinero de lo previsto.
  • Mantienes el orden en tu vida. Ordenas y organizas tu mundo exterior para evitar que el desorden permee tu mente. Tampoco dejas que las excusas te impidan ponerte a trabajar, ya que sabes que si caes en esa trampa, salir de ella va a costarte horrores.
  • Actúas a pesar del miedo. Sabes que el miedo nunca va a poder ser superado. «La Resistencia utiliza nuestro miedo al rechazo para paralizarnos y para evitar que hagamos nuestro trabajo o, si logramos hacerlo, para evitar que lo expongamos ante público para que sea evaluado.»
  • Aceptas la inestabilidad. En el mundo real el terreno es cambiante por lo que, como profesional, te preparas para cualquier cosa que pueda pasar, buena o mala. Esto incluye la adversidad, las injusticias, el rechazo… pero también los golpes de suerte y los éxitos repentinos. Eres consciente de que nada es siempre igual, y de que nada dura para siempre.
  • Piensas y actúas con objetividad. No te tomas ni los éxitos ni los fracasos como algo personal, ni dejas que las acciones de otras personas determinen las tuyas. «La Resistencia quiere que vinculemos nuestro valor, nuestra identidad, nuestra razón de ser, a la reacción de otras personas a nuestro trabajo. La Resistencia sabe que no podemos soportarlo. Nadie puede.»
  • Te distancias de tu obra. Has aprendido a distanciarte de tu creación, aunque te hayas desvivido por ella. Sabes que en tu interior existen muchas creaciones que materializar, pero no te identificas con el resultado de la materialización en sí.

¿A qué le tienes miedo?

Como ya dijimos antes, hablar de Resistencia es hablar de miedo. Pero, ¿a qué le tenemos miedo exactamente? Hay un fragmento del libro en el que el autor hace un recorrido por muchos de los posibles miedos que podemos tener.

Ese fragmento viene a decir que lo lógico es pensar que los principales miedos son a que las cosas salgan mal, a equivocarnos o a hacer el ridículo. Miedo a fallarles a las personas a las que queremos y que nos quieren.

Miedo a tirar por la borda el dinero, la educación, el esfuerzo que hemos invertido hasta el momento. Miedo a tener que vivir para siempre con las consecuencias de nuestras acciones.

Y que sí, que el miedo a todo lo negativo que pueda pasar es muy real… pero que nuestro miedo más profundo es el miedo a tener éxito. El miedo a ser más y mejores incluso de lo que creemos ser, o de lo que otras personas creen que somos.

Es el miedo a lo desconocido, a la incertidumbre. Aceptar la posibilidad de que todo lo que deseamos conseguir está realmente a nuestro alcance implica aceptar que nuestra vida puede transformarse de arriba abajo. Es el miedo a dejar de agarrarnos a aquello que conocemos, para confiar en que todo va a salir aún mejor de lo que deseamos.

En mi opinión, el texto original es bastante intenso. De hecho, a mí me impactó tanto que lo copié a mano (para hacerlo más personal), y ahora trato de leerlo con cierta frecuencia para que me ayude a mantener el foco… y oye, como recordatorio no está nada mal.

Las fuerzas que no vemos

En la última parte del libro, Pressfield habla largo y tendido sobre las fuerzas invisibles que se oponen a la Resistencia, y que contribuyen positivamente al proceso creativo. Él habla de Musas y de ángeles, pero también ofrece alternativas para las personas que no se sienten cómodas hablando de otras dimensiones y de aquello que no se puede ver.

Un resumen muy resumido: la idea es que las Musas (o la inspiración, o el nombre que les quieras poner) aparecen para ayudarte cuando dejas de «tenértelo demasiado creído». En otras palabras: cuando dejas de creer que vas a crear por el simple hecho de que tienes talento, sin acudir regularmente a tu cita con el trabajo y la práctica.

Si dejas el orgullo a un lado y les muestras respeto (a las Musas) haciendo acto de presencia y siendo constante, o sea, actuando como un profesional, entonces la inspiración verá que te lo tomas en serio y puede animarse a acudir en tu ayuda.

Aunque yo evite profundizar en ello, en realidad tampoco habla de nada que no hayamos escuchado antes, quizás expresado de un modo distinto. El trabajo constante siempre va a vencer al talento que no se esfuerza, y eso es así. De nuevo, se trata de no ser arrogante y de tener la humildad suficiente como para aceptar que hacer el trabajo es necesario.

«Un artista debe ser un guerrero y, como todos los guerreros, los artistas ganan modestia y humildad con el tiempo. Puede que algunos se comporten de manera extravagante en público, pero a solas con su labor son cándidos y humildes. Saben que no son la fuente de las creaciones que construyen. Solamente son los intermediarios que las portan.»

Vencer la Resistencia para ser quienes realmente somos

«Nuestra misión en esta vida no es esculpirnos en un supuesto ideal que creemos que deberíamos ser, sino descubrir quiénes somos realmente y ser eso.»

Esto es importante. La idea que comparte el autor es que no venimos al mundo esperando a que sea este el que decida qué tenemos que ser, sino que llegamos con un destino específico y personal. Afirma que nadie nace con opciones ilimitadas; venimos con la vocación de serie.

Esto es algo con lo que estoy plenamente de acuerdo. Ya lo he comentado con anterioridad: a cada uno le gusta lo que le gusta, y le interesa lo que le interesa. Y siempre va a haber «algo» en especial que haga que se te revolucione el alma y que te absorba tanto que consiga hacerte perder la noción del tiempo.

Hay personas que nacen sabiendo qué es ese «algo», mientras que otras lo descubren por el camino. Algunas personas toman la determinación de llevarlo a la práctica y de dedicarle todo el tiempo que puedan. Otras personas (demasiadas) lo ignoran, lo evitan y lo niegan, convencidas de que así serán capaces de hacer que su voz interior deje de darles la matraca. Normalmente sin éxito, claro.

Por supuesto, también hay gente que lamentablemente no puede permitirse el lujo de elegir. Pero hay muchas personas que sí tienen esa opción. Y ahora sí que me dirijo a ti: si puedes, si escuchas esa vocecita en tu interior diciéndote cuál es el camino a seguir, por favor: haz todo lo que esté a tu alcance (y un poco más allá) para vencer la Resistencia y avanzar por dicho camino, para que puedas descubrir a dónde te lleva.

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