Hace un par de días hizo un año desde que simplifiqué mi vida laboral. Dejé de salir de casa a las 9:30-10:00 de la mañana para volver a entrar en ella a las 23:00, con suerte. Dejé de ir corriendo de un lado para otro (aparte de mi velocidad crucero). Pasé de jornada completa a un tercio de jornada. Empecé a comer en casa en tranquilamente, a poder echarme la siesta, a tardar 5-10 minutos en llegar al trabajo. Empecé a respirar.
Algunas cosas han cambiado desde entonces, pero la esencia sigue siendo la misma: dar pequeños pasos hacia la mejor vida que puedo imaginar. Habrá personas a las que les resulten difíciles de entender mis elecciones, pero afortunadamente tengo la oportunidad de dar cada vez más prioridad a lo que es importante para mí. Aunque ahora mismo no lo parezca, no es un enfoque meramente egoísta, todo se verá a su debido tiempo.
Por el momento, solo puedo decir que estoy verdaderamente agradecida por todo lo que me ha traído hasta aquí, y que sigo dando pasitos día tras día para seguir en la misma senda.
– P –