Ejercicio Físico y Movimiento

5 consejos realistas para empezar a hacer ejercicio

Empezar a hacer ejercicio (o volver a recuperar el hábito) es uno de los propósitos de Año Nuevo por excelencia. Bueno, de Año Nuevo y del resto del año también… A veces llega a convertirse en una presencia omnipresente, que nos acompaña día tras día, sin tener muy claro cuándo va a ser el mejor momento para materializarla.

¿Qué puedes hacer para que empezar a hacer ejercicio pase de ser un simple propósito a convertirse en una rutina real? En la entrada de hoy te traigo algunos consejos para que esa materialización se haga efectiva, apoyados en mi propia experiencia.

Si lo prefieres, también tienes la entrada en formato audio

La experiencia es la mejor maestra

Por un lado, cuento con mi experiencia como entrenadora/monitora/educadora. Eso me ha permitido ver desde fuera las diferentes maneras en las que otras personas afrontan la práctica del ejercicio, algunas con más éxito que otras.

Por otro lado, aparte de la experiencia como profesional, también he vivido en primera persona lo que es empezar a hacer ejercicio de nuevo, en múltiples ocasiones (también con más éxito unas veces que otras).

Está claro que no puedo meterme en tu piel y saber cómo lo vives tú (somos personas distintas con circunstancias distintas, al fin y al cabo), pero creo que muchos de los obstáculos del principio son bastante reconocibles y comunes.

Por eso, si estás pensando en darle al ejercicio otra oportunidad y te gustaría planteártelo de un modo algo más realista, aquí te dejo cinco cosas que quizá te ayuden.

1. Relájate

Si hace tiempo que no te mueves, o si nunca has hecho ejercicio de manera habitual, no vas a recuperar el «tiempo perdido» en un día, en una semana o en un mes. El pasado, pasado está; lo que cuenta es hacer las cosas como corresponde a partir de ahora.

Tómatelo con calma, ve despacito y con buena letra. El primer día es clave para empezar con buen pie. Llegas con la frescura de alguien cuyos músculos han olvidado lo que es la fatiga y, en función del tipo de ejercicio que hagas, es posible que sientas que todo te resulta más fácil de lo que esperabas. ¡Cuidadito con esto!

Aunque en el momento no notes nada, tu cuerpo va a responder ante los nuevos estímulos que ha recibido. Una de las respuestas es tener agujetas, que es normal y es señal de que esos estímulos han hecho algo en el cuerpo. Que ha trabajado, para que nos entendamos.

Si te pasas de revoluciones es fácil llegar al sobreentrenamiento, que puede dejarte fuera de combate durante varios días… los suficientes como para que la motivación que tenías al principio se evapore. Ahora tocaría empezar de nuevo, pero con una experiencia desagradable de por medio que podrías haberte ahorrado.

Lo dicho: no hay prisa, empieza poco a poco, que ya tendrás tiempo de fliparte más adelante.

2. Asegúrate de que sabes lo que estás haciendo

Si vas a empezar a hacer ejercicio y controlas sobre el tema, bien porque tienes formación, bien porque tienes experiencia, o ambas, arreglártelas sin ayuda se convierte en una opción viable, si ese es el camino que quieres seguir. Ahora bien, si no controlas, busca a alguien que te guíe, que te explique lo que no sabes o que directamente te diga lo que debes hacer.

Puedes hacerlo con entrenamientos personalizados, yendo a clases dirigidas adaptadas a tu estado físico actual o, si cuentas con los conocimientos suficientes, con programas estructurados que sean *decentes* y creados por profesionales (que hay cada cosa por ahí…).

Como todo el mundo tiene un cuerpo y el movimiento no deja de ser algo natural, parece que moverlo de cualquier manera vale, pero no.

Otro apunte: cuantos más años vayamos acumulando, más conscientes debemos ser de cómo abordamos el tema. Eso sí, haciendo las cosas con paciencia se pueden hacer virguerías a cualquier edad.

Y esto tengo que decirlo: llegar de buenas a primeras y hacer lo que viste en un vídeo de «Los 4 mejores ejercicios para conseguir unos glúteos como sandías» NO es saber lo que estás haciendo. Un poco de responsabilidad, por favor. Gracias.

3. Hazlo por los motivos adecuados

Los motivos por los que alguien decide empezar a hacer ejercicio son variados. Los más habituales: por salud, por imagen y porque «se supone que es algo que debo de hacer».

Esto es muy personal, como casi todo en la vida, y con frecuencia el motivo que proclamamos en voz alta difiere del motivo que guardamos en un lugar más profundo de nuestro interior. Puede ocurrir que ni siquiera seamos conscientes de que exista tal diferencia.

A lo que voy: dedica un momento (o varios) a reflexionar un poco acerca de qué es lo que quieres conseguir al empezar a hacer ejercicio. Es importante que sea algo con lo que de verdad conectes, así como algo en lo que el ejercicio físico realmente te pueda ayudar.

Si tus motivos no son lo suficientemente sólidos, o si se basan en objetivos demasiado superficiales sobre los que no tienes control, en el momento en el que te entren dudas te va resultar difícil saber de dónde agarrarte para seguir avanzando.

4. Asume que te va a costar

Continuando con el punto anterior… Sé que este consejo es impopular, pero la experiencia me dice que es importante decirlo claramente. Lo normal es animar a la gente con alguna variante de «¡puedes conseguir aquello que te propongas!» Y sí, no me cabe duda de que puedes, pero tampoco me cabe duda de que te va a costar.

Las personas para las que todo es coser y cantar son la excepción, por lo que no son el estándar a tomar como modelo a seguir. Lo habitual es que cueste, tanto a nivel de esfuerzo, como a la hora de vencer los contratiempos que se cruzan en el camino: compromisos varios, pereza, bajos niveles de energía, el no ver o sentir resultados…

Los primeros días o semanas, la motivación y la novedad hacen gran parte del trabajo, pero va a llegar un momento en el que haya que tirar de otras cosas para seguir adelante.

Por eso es tan importante dar el paso con ese motivo potente detrás que lo respalde, para que te empuje cuando el arranque del principio pierda fuerza y empieces a preguntarte «quién te mandó meterte en esto».

No se trata de ser pesimista ni de ponerse en lo peor: se trata de que ya somos personas adultas y sabemos que la vida va a hacer de las suyas, porque es lo que hace la vida.

5. Baila (muévete) como si nadie te estuviese mirando

Más que nada porque es muy probable que nadie te esté mirando. A veces caemos en la trampa de preguntarnos en qué estarán pensando otras personas al vernos. Tratamos de disimular que estamos empezando o que no sabemos muy bien lo que estamos haciendo, y cometemos el error de hacer cosas que no debemos hacer.

¿Qué cosas? Hacer ejercicios con más intensidad o más carga de la debida, o tratar de hacer movimientos demasiado complejos para nuestro estado físico actual, con el riesgo de lesión que eso conlleva.

Aquí entran muchos factores en juego, pero la estrategia a seguir puede resumirse en lo siguiente: sé humilde y evita hacerte daño, ya que eres tú quien va a tener que lidiar con las consecuencias.

Aunque resulte difícil a veces, olvídate de que hay más gente presente si estás en un espacio o recinto público. La mayoría de la gente no se fija en lo que hacen los demás y, en los casos en los que lo hacen (hacemos), no están juzgando ni criticando. Con las prisas que llevamos hoy en día, casi nadie tiene tiempo para eso.

Empezar a hacer ejercicio: sin prisa, pero con pausa

Al empezar a hacer ejercicio lo más importante es ir construyendo una rutina y ser constante, pero dándole tiempo al cuerpo para que se adapte a la misma. Pasar de no hacer nada a querer darlo todo 5 días a la semana no tiene sentido. Sin prisa, pero con pausa.

Soy consciente de que estos consejos se alejan un poco del típico discurso motivacional, pero considero que es necesario. Espero que te ayuden a abordar tu objetivo de empezar a hacer ejercicio con un enfoque más realista pero, al mismo tiempo, con una probabilidad más alta de incorporar el ejercicio físico a tu vida de manera duradera.

Comparte esta entrada:

SUSCRÍBETE A Mi NEWSLETTER

Si quieres recibir actualizaciones del blog y contenidos que solamente comparto a través de correo electrónico.

Deja un comentario

  He leído y acepto la política de privacidad

INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE PROTECCIÓN DE DATOS

  • Responsable: Petra Mun // Fin del tratamiento: Gestionar los comentarios que realices en este blog a través del formulario. // Legitimación: Tu consentimiento. // Destinatario: Tus datos serán guardados en los servidores de Webempresa Europa S.L., proveedor de hosting de ‘petramun.com’, dentro de la UE. Política de privacidad de Webempresa. // Derechos: En cualquier momento puedes ejercer tus derechos de acceso, rectificación, supresión y portabilidad de sus datos, de limitación y oposición a su tratamiento en la dirección de correo electrónico info@petramun.com. // Información adicional: Más información en Política de privacidad.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.